miércoles, 18 de febrero de 2009

segunda entrada

esta es el primer capitulo de el transfondo de mis elfos oscuros

Oscuro mar 1

Caía una incesante lluvia helada, el viento no dejaba de soplar haciendo un tenebroso ruido, como el de una manada de lobos distantes, el frio, el terrible frio que calaba hasta los huesos, había dejado una fina capa de hilo a pesar del agua salada, las olas estallaban contra el negro navío carandeandolo de un lado a otro, la tripulación envuelta en sus capa de piel de dragón se esforzaban para mantener la concentración en la dura tormenta. Casi todos los tripulantes eran veteranos y a pesar de eso siempre costaba navegar por esas fechas en el mar maligno, las costa negra se hallaba a unas pocas millas náuticas mas desde su posición, eso suponiendo que la tormenta no les hubiese desviado mas de lo que pensaban de su rumbo. Un poderoso grito resonó de punta a punta del navío, era el capitán, lanzado algunas órdenes, pero fu silenciado por el hombre que se hallaba a su lado. Vestido completamente de negro, no dejaba a ver absolutamente nada de su ser, solo unas manos enfondadas en negros guantes, que tras arrearle un codazo al capitán señalaron un punto en la distancia. Una oscura torre, de incontables metros de altura asomaba en la distancia, era la torre central de "Niggraon" la arca negra encallada mucho tiempo atrás en las costas negras, se dice que fueron maldecidos por algún oscuros dios del los océanos, que izo varar el arca, y la azotaba con duras tormentas hasta que la consiguiese hundir y casi lo había logrado, con el paso del tiempo grandes partes de sus murallas había chocado contra la mar, dejando mortales arrecifes y duros espolonees de hierro negro ocultos bajo el hambriento mar, era una zona peligrosa, el la que cualquier barco podría ser empalado por los oscuros restos. A medida que el barco, largo y esbelto, se aproximaba a la torre la tripulación entendió de donde venia el nombre de la costa negra, los antiguos restos del arca, casi todos de obsidiana y azabache se habían esparcido por el fondo, y las tenebrosas nubes no dejaban pasar nada de luz, pareciendo que el barco navegase por la mismísima oscuridad exterior. La tripulación encendió algunos farolillos o globos de luz bruja, pero la oscuridad parecida tragarse la luz pues con suerte fueron capaz de iluminar la cubierta del barco. De vez en cuando las olas dejaba entrever duros y alisados cascotes de hierro negro oxidado, o lo que era pero, cascos de navíos que habían intentado lo mismo que ellos. Una terrible ola les choco en un lateral arrastrando el barco contra un saliente a barios metros de altura. De las profundidades del barco salió otra figura encapuchada, y se estremeció al ver el saliente cada vez, mas cerca. Alzo una mano y señalo la cubierta del barco, luego las velas, para mas tarde empezar a recitar unas palabras que resonaron con un oscuro eco metálico. Las velas se hincharon, y los cabos empezaron a tensarse, la madera crujió, pero la fuerte corriente de aire les desvió a tiempo del impacto. Luego rebusco entre los ropajes y saco un medallón de plata pulida que parecida brillar con resplandor propio, lo alzo apuntando al cielo, y la tormenta justo encima de ellos amaino, y las olas dejaron de chocar contra el barco, parecía como si el barco navegase por un océano diferente, el capitán sorprendido izo un gesto con la cabeza dio unas cuantas ordenes y empezaron a navegar rumo a tierra. El viaje fue tranquilo, pero tardaron en encontrar una buena cala, no exista playa, solo restos de una antigua ciudad ahora todo erosionada por el paso del tiempo. Las dos personas encapuchadas desembarcaron ligeramente vacilantes, y unos cuantos tripulantes bien armados les siguieron, siendo así su escolta hasta la base de la torre.

La caminata era dura, el suelo de obsidiana estaba cubierto por la suficiente agua como para cubrir los tobillos, agarrándose en cada saliente, con ayuda de dagas, cuchillos, y espadas, conseguían hacer la marcha, incrustando en las pocas grietas que existían en los pulidos edificios que continuaban en pie, el desnivel jugaba en su contra, al menos en ese momento, un solo paso en falso y la corriente los arrastraría calle abajo, haciéndolos rebotar contra salientes y escombros y seguramente causándoles la muerte. Andando llegaron hasta un parez completamente pulida, perfectamente lisa, si ningún tipo de asidero, de la que salía una fina capa de agua. Una de las figuras encapuchadas saco una extraña oz, y con un golpe seco la golpeo contra la parez, la hoja de la oz, completamente de plata, estaba recubierta de runas y glifos, en Durchau antiguo, casi irreconocible a excepción de por los eruditos, los estudiosos y las hechiceras. Levanto el brazo y dio un golpe en forma de círculo con una fuerza tremenda, en el momento del impacto la ojo tembló y fue repelida ligeramente hacia atrás, era evidente que, de estar la ojo hechizada, segura que también lo estaba la oscura pared.

Los encapuchados intercambiaron miradas, pero no palabras. Como si hubiese recibido una orden, el encapuchado que, sin duda se trataba de alguna especie de brujo, se hazerco a la prez. Levanto una mano, envuelta en una guante de seda se cogió una punta y tiro para sacarse el guante. De esta salió una mano, casi blanca como la leche, con uñas negras, afiladas como navajas. Puso una mano sobre el muro. El agua que recorría el muro, sin duda vertiéndose del interior empezó a vibrar y a salpicar a los hombres allí presentes. Con siniestra voz, el individuo empezó a recitar algún tipo de conjuro, al la vez que círculos con cientos de runas iban apareciendo alrededor de su mano y extendiéndose por todo el muro. Como grabándose a fuego, diablillos de chispas recorrían el muro dejando la escritura, desconocida para los mortales, el la piedra pulida. De repente un chasquido seco, un trueno en la lejanía, y todas las marcas de luz en la piedra se juntaron en la manos de la oscura figura. Con un destello, y un ruido ensordecedor la figura salió disparada hacia atrás. El muro no había sufrido daño alguno. La otra figura negra corrió a socorrer a la que había disparada, casi sin túnica, dejo ver la femenina mujer. Cumplía con todos los estereotipos de los Durchi. La piel blanca como la leche, los ojos negros como la mis misa oscuridad exterior, y el pelo tan negro que casi no se diferenciaba de la piedra que la rodeaba. De la ropa que llevaba poca quedaba, no es que llevase mucha antes del “accidente”, pero ahora aun menos, harapos de color negro le colgaba, y una finas placas de acero negro, en forma de biquini cubrían su cuerpo, las prendas, estaban increíblemente trabajadas, y de la parte de la cintura salía una falda de seda recubierta de runa, unas botas de curo embellecidas con plata, y unos guanteletes que llegaban desde el codo hasta la muñeca. Pero lo que llamo la atención de los soldados no es el hecho de que fuera mujer, (les hubiese extrañado mas si hubiese sido un hombre), fue la diadema que tenia puesta, de plata a simple vista, pero completamente brillante, y con un rubí en el centro. Resultaba casi imposible apartar la vista de la diadema.

Cuando la otra figura negra se puso a su lado hablaron en Durchau antiguo, pero a la mujer no le tubo que resultar amena la conversación, empujo a la figura negra de un golpe y se puso de pie, arrancando los restos de la toga negra que poco antes la cubría entera. De la cintura, saco una especie de cilindro negro, lo soltó y este se quedo flotando en el aire. De repente, de este empezaron a salir como raíces hacia ambos lados, formando una vara. En la parte que debía ser la superior, se formo un complejo entramado de espinas, y lentamente empezó a brillar en el centro el entramado una luz fantasmal. La hechicera cogió la vara por el centro, se acerco la parte de arriba al cuerpo y con la otra mano empezó a pasarlo bien cerca y en círculo, como si acariciase una esfera. Mientras susurraba, la luz fue aumentando. A medida que aumentaba, fue apareciendo un sonido, después una corriente de aire, relámpagos, y cientos de destellos de chispas empezaron a dibujar runas y círculos alrededor de ella, hasta que quedo cubierta por una esfera de círculos y runas. Los hombres se pusieron muy rabiosos y empezaron a discutir, pero en cuento vieron que la figura, que aun seguía cubierta se escondió detrás de un muro, no tardaron mucho en seguir su ejemplo. La hechicera dejo de hablar y con un movimiento seco empujo la vara hacia adelante, y la luz que se hallaba dentro del entramado salió disparada dejando una estela de luz blanca y nieve a su paso. Tardo menos de un segundo en tocar contra la pared, y una explosión blanca y azul dio, por primera vez en muchos siglos, a aquel lugar, la sensación de que volvía a ser tocado por la luz del sol. Cuando la luz de disipo, no caía agua, y todo estaba cubierto por vapor, centenares de gritas cubrían el suelo, y una minúscula grieta en la pared. La hechicera esta indemne, era evidente que había sido protegida por los círculos, de runas. A los segundos la lluvia volvió a caer. La hechicera, al darse cuenta que solo había causado una pequeña grieta, soltó juramentos de rabia, y maldijo a la oscura parez. El otro individuo de negro salió de detrás del muro en que se hallaba, se acerco a la parez, y toco la diminuta grieta de la que salía un poco de agua. Soltó una exclamación, una mofa hacia la hechicera, pero antes de que pudiera hablar, noto como cada vez salía más agua de la grieta. Esta se hacía más grande, cubriendo cada vez más zona. La figura negra miro la grieta, giro la cabeza hacia la hechicera y los hombre y grito.
-CORRED!!!!!!!-

3 comentarios:

  1. Cacho borde, como mínimo podrías hacerte seguidor de mi blog, ¿no?
    Por cierto, existen más signos de puntuación que las comas. Hay unos redonditos muy simpáticos que se llaman puntos y que sirven para separar frases. >P

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  2. Me lo he leído, y sin contar las faltas de ortografía (muchas, muchísimas, duelen), no está mal.

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  3. ¡Por fin me he podido conectar a tu blog sin que me salga que no existe! No está mal la historia, veo que te has esmerado en hacer menos faltas de ortografía, eso está bien, pero te queda mucho para pulirte. Las descripciones y el estilo no me han desagradado, pero la carencia de signos de puntuación dificulta bastante la lectura.

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